"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

miércoles, 16 de enero de 2013

poemas de la escuela de la poeta inés manzano







Sin tenerla

El ilford satinado no escapa a su congoja

Bruscamente
se ha salido de foco

Ya no sigue aferrado a la maestra
ni a la forma instintiva
en que ella
le cubre la cabeza con las manos

Diciembre
y su pecho es un ahogo de tristeza

Mi padre es ese nene

Huérfano de mi madre
se ha salido de foco

Bruscamente
se arranca el delantal

y se arranca

el aire que respira





Brian

Quisiera devorarme
este pan de los libros
y olvidarme el delantal
arrugado en un pupitre

ya que no tengo

el pan de tu ternura

ni arrugas en la frente
que me indiquen

lo que debo olvidar





 Laila

Por favor no me mires
mientras yo me destrozo
la cabeza

o sí

mirame

llevame de la mano
a la terraza
para que yo me tire

       aquí están mis hermanas con
las muñecas rotas y las muñecas
rotas             

miralas
miralas

ah    y no me retes
si me olvido
el cuaderno
en la mochila

todo está en mi memoria

no te aflijas




Alejandro

Mi piel puede quebrarse como la tiza blanca
la merienda se astilla sin llegar a los huesos
la espalda no me alcanza
cuando cargo conmigo y las carpetas


los médicos afirman
que yo no tengo nada
y mi mamá
que ella sabe
lo que más me conviene


pero yo    sé

yo            que en 3º me canso de leer

yo sé       
                mi  ma  má  no  me  a  ma






Manual

Debe haber un error

los cardenales no son pájaros

y el cinturón
no sostiene la ropa

sostiene la mano que castiga

Debe haber un error




Escuelita de La higuera
         
Padrecito
miranos

no tenemos manera
de trepar a los árboles
de arrancar
leche dulce a la higuera

los palotes
apalean la carne
no nos salen las cuentas
sin los dedos

no podemos
atajar la pelota ni las penas
sostener el manubrio    las palabras

hasta el puente
de Martín Pescador
se nos cae de la infancia

borramos la desdicha
con los codos

¿Cómo hacemos la ronda?

Cómo haremos
con tus manos ahogadas en el río de tinta derramada

Tus muñones golpean gravemente los sueños

Ay Padrecito    al menos
no dejes de mirarnos

no nos dejes




 En el asombro

No era aún la estación de la sangre

Nosotros
no debimos saberlo
en el asombro del recreo

pero ellas tomadas de la mano
dibujaban
dolorosos rubíes por sus piernas

un camino de joyas
desprendido
del fruto lastimado

No debimos saberlo en el recreo


Todavía no es la estación de la sangre
y ya estamos perdidas en un bosque

Mamá        cómo decirte
que este animal que nos descorazona
es el mismo que enreda
tu corazón a un yugo
cada noche

y que en nosotras un día y otro
día y otro día
horada un desfiladero que nos duele
para ocultar su filo

Aunque no sea la estación de la sangre
él la hace restallar
en las paredes de los muslos

Mamá        cómo decirte
tu amor nos amordaza

La trampa está en sus besos
que bajan de la frente
desde el ombligo    bajan
y enhebran una hilera
de cristalitos rojos
ahogados en veneno
detrás de su saliva

Mamá       un padre
cazador
nos acorrala

y somos

animalitos ciegos

sangrando en el recreo
                                                                                              
    



     Para que este cuerpo baile

           Imperceptible el pie
                y abandonado
           en los bordes del aire
                y a su suerte
           todo el cuerpo lo sigue
                sin que sepa
           a cuántos lapicitos
                de dolores
           va a sacarles la punta
                antes
           de que este cuerpo baile
                una vez más






“y desamordazarte y regresarte”
                                                                                                     Miguel Hernández



Arrodillada
sobre agujero cruel
que se me traga
las voces de las hijas
las preguntas
que a sus trenzas atábamos
cuando todo era niebla

Aferrada
a la rama más débil
a su voz que me deja
al tapiz de esa música
que cunde bajo tierra
y fulgura
y me vence

Reposo
en la brizna sagrada de sus sueños
en mi abrazo celeste que rodea
su cabeza estallada

en lo que pierdo

Yo guardaba
las cosas que decía
la hilera de sus pasos
su caricia de avena
entre los utensilios

por las dudas

Respiraba
del ritmo de su pecho

Alguna vez
tirados en el pasto tuvimos todo el tiempo

Ahora sólo tengo
la argamasa que cede a sus latidos
tres temblores gemelos
y una camisa hueca
que humedezco de lágrimas
en un confín del mundo
enmudecido
Déjenme recostada en su costado
                besarle los fragmentos

                                                               No hay ternura como ésta
                                                               que resista
                                                               los embates brutales de tal pena

                                                               Desangelada muerte
                                                               que se lleva a mi Carlos  

Quiero oír el silencio

Más allá
del rumor de su sangre que me hiere
no queda más que viento                        



                                                                               
                                                                                                             a Carlos Fuentealba
                                                                                                                y a la mujer que lo amaba







de la serie de la escuela, de su libro "Si es puñal que me mate", 2012

Inés Manzano (C.A.B.A.), poeta, creadora y coordinadora del ciclo de lecturas "Interiores", en el cual invita poetas de las distintas provincias de nuestro país. 

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