"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

lunes, 9 de julio de 2012

Migración de tristezas... de orlando van bredam...

                                                          (el qarashe Felix Díaz)



1


(...)

Somos acaso

una larga procesión de ropas muertas,
un confuso cortejo de lloviznas,
una lila intención de mariposas
desaladas por duros golpeteos.

Los míos,
sólo caparazones
de asombradísima piel interpusieron
entre la espada azul y entre la pólvora.
Apenas
una esgrima ingenua
una respuesta
de asustados peces o palomas.

Después,
vino el sometimiento
como una queja fría innumerable,
como una larga hilera de voces en cuclillas,
como un taciturno rebaño desprendido
del corazón ingrato de la tierra.

Era un diluvio
                    de penas, un terremoto
de viscosos lamentos,
de saladas túnicas con lágrimas
de humillados maizales,
de dolientes corzuelas maltratadas
que se deslizaron hasta el infinito.

Fue
como el regreso del planeta
que alteraba, así, sus traslaciones
y rotaba hasta los bordes de la historia,
hasta el fuego original,
hasta las fábulas
            que hablaban
de duras soledades y exterminio.

Pocos tobas quedamos en el Chaco
y bajo el cielo herido de Formosa.
Pocos,
que han vuelto a desandar la cestería,
que han vuelto a reconstruir
sus manos rotas
y han quemado en una hoguera de esperanzas
el ácido rencor que los gastaba.
Pocos,
que han vuelto al temblor amarillo del verano,
a las blancas travesías de los algodonales,
a los cristianos sombreros de esterillas,
a una estatuaria de barro,
a viejos ritos,
para ganar la moneda sudorosa,
el oscuro salario del destierro.

Mis paisanas inquieren las ciudades,
lucen sus largos senos polvorientos
de donde cuelgan los ojos repetidos
de la desnutrida inocencia de mi raza.
Sólo reciben
el vergonzoso pan de las mañanas
a cambio de unos pétalos sombríos,
de unos tibios manojos de marcela,
de yateí-caá,
de alucinadas
solicitudes en puertas desatentas.

Soy uno de los últimos tobas, una pregunta
que se revuelve mordiéndose el origen,
apagándose
               sin obtener respuesta,
sin conseguir la llama que nos salva.




2

Me voy
            agua en el agua
a limpiar mi tristeza.
(llueve  con entusiasmo,
            así no ha llovido nunca)

Siento un golpe en la penumbra
maliciosa del hambre
que despierta en los vientres
la insurrección dentada.

La ciudad es una huerta
                 enorme pero mezquina.
(unos comen de a cuatro
            otros no comen nada)
Entonces,
              cuando llueve
 con agudo entusiasmo,
con gotas despiadadas,
el rostro se me vuelve jaula de algarabías
y salgo a mirar la tarde con los ojos armados.

Yo siento en la cadencia
fundacional del agua
que dentro de mí se fundan
                                      todas las dentaduras.

(la lluvia lava el día,
desampara el agreste corazón del excluido,
nos quita de la mesa
                 el pan de los golpeados
y anega con su canto
                 la boca del caído)
Pero también germinan en la lluvia
los dientes.
Un diente y otros dientes
                 y son miles de dientes,
todo un país de dientes
                 sumergido en el agua.

Tal vez un día de estos,
nuestros qoms
cansados de rumiar
                    en silencio tanta agua,
de bostezar augurios
                    para tiempos mejores,
de saberse infelices,
                     filosos
                  y eficaces,
emerjan de la lluvia
                     enormes, torrenciales
dispuestos a morder,
                                  a morder,
                                                   a morder
a morder la injusticia
                       hasta que no quede nada.

(...)

Oficios

(...)
2

La propuesta del día:
           salgamos a cazar
           guazunchos limpios
           patos profundos
           garzas aventureras
           el ojo en el disparo
           y la acechanza
            constante
            minuciosa
            imperdonable
            para que cada impacto
            cada muerte
            haga caer así el minutero
             y el tiempo de la vida
             se detenga


3

Ese que ves ahí,
               ése que mira
               su cara que deshace la corriente;
               ése que limpia sus ojos
               y se le caen
                las cejas
                los párpados
                las retinas;
                 ése que duerme de pie
                 o que dormita
                 adentro de un cacharro o una botella,
                 es grave y azul y melancólico
                 y tiene la misma edad de la injusticia.




Orlando Van Bredam, entrerriano de nacimiento, y formoseño por adopción, vive en El Colorado, Formosa.

Fragmentos de "Migración de tristezas, a los Qom del Chaco Gualamba".



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