"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

jueves, 5 de enero de 2012

poemas inéditos de raúl artola





Una noche


Iluminados a carbón de leña,
jodidos de frío,
con el corazón prieto,
juntos bajo la única frazada,
tomados de las manos,
espantando fantasmas ajenos,
hemos rezado
en un idioma extraño,
coramina y grial,
dulcamara y leviatán,
esperanza sin razón.
De madrugada,
los leños florecieron
como una zarza ardiente.
Habíamos cambiado
el anhídrido carbónico
en oxígeno purísimo.
Salve, dijo el mirlo
en la ventana.




Un sueño


Entro a una casa vacía.
En muchos rincones
hay cajas de varios tamaños.
Todas dicen frágil arriba.
Tanta insistencia me llama
y abro una:
sale volando una paloma.
Abro otra:
una flor con resorte
salta y me roza
la nariz.
Con la siguiente
tendré cuidado
me digo.
La abro y encuentro
una pila de cartas
sin despachar.
En la casa había vivido
un mago y el pueblo
nunca tuvo correo.
Me llevo las cartas
antes de que sea
demasiado tarde.




Prendas personales


Repaso fotos viejas
que aún me representan.
Han cambiado muchas cosas
el tiempo hizo su trabajo
sin indultos ni crueldad.
Al rato reconozco
todas las camisas
que conservo
en distintos grados
de buen uso.
Y la sonrisa
ese lazo tendido
entre labios
y mirada
creo que también
anda por allí
en cajones del ropero
al abrigo del invierno
de los otros.




Diario


El viejo
escribe en su nikki
las impresiones
del día.
Su amiga
en Obaru
se ha roto
una pierna
y el hijo
la ayuda
como puede.
El viejo
quema unas hojas
en el jardín
agrega flores secas
de cerezo
y ruega
para que su ofrenda
llegue
hasta Obaru.
Las nubes parpadean
cuando sube
el humo perfumado.
El viejo entiende
que su amiga
ha recibido
la intención.




Parábola de la puerta de calle


a la memoria de Carl Gustav Jung



Un maestro me cuenta
cómo averigua quiénes serán
sus discípulos.
Pregunta a sus aspirantes:
¿para qué sirve
la puerta de tu casa?
¿Para entrar o para salir?
Los débiles de espíritu
dice el maestro
se dejan fascinar
por el falso dilema
y optan por una
de las dos.
Los prácticos y sensatos
responden rápido
y sin dudar:
para las dos cosas.
Hay una clase de inscriptos
que se deliran
con posibilidades insólitas:
para esconderme,
para saludar a la lluvia,
para recibir al cartero
y vulgaridades parecidas.
Una minoría
contesta: para pasar.
Ellos son los interesantes,
afirma el maestro,
con ellos me gusta trabajar.



(inéditos, enero de 2012)


de Raúl Artola, poeta, argentino

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