"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

domingo, 22 de enero de 2012

cuatro poemas de paula aramburu





Bajo tierra

no corre aire debajo de la tierra
ni agua limpia, fresca; los niños
no corren ni juegan debajo de la tierra,
los cuerpos no ven, no escuchan
no hablan, los cuerpos no pueden
sentir debajo de la tierra

sólo hay bichos bolita, hormigas
lombrices y gusanos hambrientos,
hojas resecas, restos de raíces muertas

la luz y el calor del sol
no tocan el fondo de la tierra,
tampoco crecen flores
ni sueños bajo tierra



Subte

dejo pasar el primer tren, no lo pierdo
lo dejo pasar; me abro paso
entre la multitud, cruzo la línea amarilla
que divide el andén de las vías
y subo al próximo, subo y siento
los cuerpos comprimiendo mi cuerpo
un codo hundiéndose en mis costillas
una mochila negra tapándome
la cara; la falta de aire,
el encierro, la ausencia de luz natural
los gritos agudos de un bebé y su madre
que intenta calmarlo sin elevar demasiado
el tono de su voz; subo y siento el olor
ácido a transpiración, a humo
y cenizas impregnados en la lana,
una multiplicidad de voces
que se mezclan hasta perder todo sentido;
por encima de mi hombro, la mirada
de un hombre con olor a alcohol recorriendo mi cuello;
por encima de mis ojos, los ojos de una mujer rubia
haciendo un esfuerzo por leer lo que leo; y así
avanzamos, sin luz, sin aire, cuerpo a cuerpo,
todos contra todos, así avanzamos
como avanza hacia el matadero
el ganado siempre a ciegas



Sueño con pañuelos

sobre la mesa, pañuelos de seda fina
y algodones rústicos, bordados, a rayas,
con lunares, algunos de colores brillantes
otros más opacos: pañuelos azules, verdes, ocres
colores que se funden en las telas
hasta perderse uno en el otro

así comienza todo: un hilo
se enlaza a otro, se anudan
se hacen uno en el vacío, espacio
intangible donde un punto
y otro y otro tejen la trama

de una tela de seda fina o de algodones
rústicos, una tela que adquiere consistencia
cuando un hilo se abraza
a otro hilo y permanecen así de unidos
así de inmutables



Sueño con mi madre

sentada en el sillón del comedor
donde solía escuchar música clásica
y leer su atlas de geografía universal, se abraza
con fuerza a sus piernas como una gata
en posición fetal, jadeante, hambrienta

y se balancea

de adelante hacia atrás
de atrás hacia adelante, la mirada
perdida en un punto fijo del espacio
que sólo ella conoce,
y sólo ella sabe habitar





Paula Aramburu, argentina.

2 comentarios:

  1. gracias cata, por tu generosidad, por este bello espacio que nos ofrecés para habitar con nuestros poemas. un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  2. paula, soy la agradecida de tus poemas. y este es un espacio para compartirlos cuando quieras. cariño grande.

    ResponderEliminar