"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

jueves, 26 de enero de 2012

lunes, 23 de enero de 2012

sudán, 1993, del fotógrafo james nachtwey

"I have been a witness, and these pictures are

my testimony. The events I have recorded should

not be forgotten and must not be repeated."

-James Nachtwey-




domingo, 22 de enero de 2012

TITA MERELLO "Niebla del Riachuelo"

cuatro poemas de paula aramburu





Bajo tierra

no corre aire debajo de la tierra
ni agua limpia, fresca; los niños
no corren ni juegan debajo de la tierra,
los cuerpos no ven, no escuchan
no hablan, los cuerpos no pueden
sentir debajo de la tierra

sólo hay bichos bolita, hormigas
lombrices y gusanos hambrientos,
hojas resecas, restos de raíces muertas

la luz y el calor del sol
no tocan el fondo de la tierra,
tampoco crecen flores
ni sueños bajo tierra



Subte

dejo pasar el primer tren, no lo pierdo
lo dejo pasar; me abro paso
entre la multitud, cruzo la línea amarilla
que divide el andén de las vías
y subo al próximo, subo y siento
los cuerpos comprimiendo mi cuerpo
un codo hundiéndose en mis costillas
una mochila negra tapándome
la cara; la falta de aire,
el encierro, la ausencia de luz natural
los gritos agudos de un bebé y su madre
que intenta calmarlo sin elevar demasiado
el tono de su voz; subo y siento el olor
ácido a transpiración, a humo
y cenizas impregnados en la lana,
una multiplicidad de voces
que se mezclan hasta perder todo sentido;
por encima de mi hombro, la mirada
de un hombre con olor a alcohol recorriendo mi cuello;
por encima de mis ojos, los ojos de una mujer rubia
haciendo un esfuerzo por leer lo que leo; y así
avanzamos, sin luz, sin aire, cuerpo a cuerpo,
todos contra todos, así avanzamos
como avanza hacia el matadero
el ganado siempre a ciegas



Sueño con pañuelos

sobre la mesa, pañuelos de seda fina
y algodones rústicos, bordados, a rayas,
con lunares, algunos de colores brillantes
otros más opacos: pañuelos azules, verdes, ocres
colores que se funden en las telas
hasta perderse uno en el otro

así comienza todo: un hilo
se enlaza a otro, se anudan
se hacen uno en el vacío, espacio
intangible donde un punto
y otro y otro tejen la trama

de una tela de seda fina o de algodones
rústicos, una tela que adquiere consistencia
cuando un hilo se abraza
a otro hilo y permanecen así de unidos
así de inmutables



Sueño con mi madre

sentada en el sillón del comedor
donde solía escuchar música clásica
y leer su atlas de geografía universal, se abraza
con fuerza a sus piernas como una gata
en posición fetal, jadeante, hambrienta

y se balancea

de adelante hacia atrás
de atrás hacia adelante, la mirada
perdida en un punto fijo del espacio
que sólo ella conoce,
y sólo ella sabe habitar





Paula Aramburu, argentina.

"Goldfish Salvation" Riusuke Fukahori

sucesos que arden en la poesía de griselda garcía




Serrallo


Otros ya idos
me coronaron reina:
final de un linaje de crueldad.

Audaces, los que quedan.

Acérquense.
Anímense a ser vistos así.

Voy a crear la palabra perfecta
voy a decir sus nombres
hoy nacen a mis brazos.

Engendraremos
un ejército voraz.
Vamos a arder y brillar.



Descripción de un estado físico


Por la lengua, dientes, paladar
transita el sonido.
En la garganta, tráquea, glotis
mora la angustia.

El suceso imprime su huella.
Luego asfixia y mutismo.
Al final, quizás
la palabra.
En el medio
horas o años
de silencio.

La mente es un manojo
de espejos rotos
sin ninguna luz cerca.




de "El ojo del que mira", 2009


Griselda García,argentina

Le sang d'un poète (1930, Jean Cocteau)

sábado, 21 de enero de 2012

salvadora onrubia

EN EL CENTRO, LA DESCENTRADA
Poeta, dramaturga, ensayista y cuentista, Salvadora Onrubia fue militante tanto en el anarquismo como en el feminismo. Abuela de Copi y pareja de Natalio Botana, el fundador de Crítica, fue la primera mujer que dirigió un diario en la Argentina. Su nuera hace el retrato íntimo de ella y adelanta un poemario inédito que permaneció archivado desde 1918.



Por Alicia Villoldo Botana

Salvadora Medina Onrubia (La Plata, 23 de marzo de 1894/Buenos Aires, 21 de julio de 1972) me recibió en su salón de Rodríguez Peña y Avenida Alvear una tarde de septiembre de 1968. Iba yo a convertirme en la mujer de Jaime (a) Copito de nieve/Tito, su hijo predilecto después del fallecido Carlos Natalio (a) Pitón –el hijo “natural” (así se los llamaba cuando no eran legalmente reconocidos por su padre)– con quien se había trasladado en 1913 a la capital para continuar una trayectoria periodística iniciada en Entre Ríos. Allí trabajó como maestra rural entre 1910 y 1913 mientras colaboraba en el Diario de Gualeguay y en las revistas PBT y Fray Mocho, de Buenos Aires.

La conocí cuatro años antes de morir, ya enferma de leucemia, con su gato negro caminando por la mesa donde hacía sus solitarios de naipes. Confieso que estaba impresionada por la trascendencia del encuentro; casi no abrí la boca más que para contestar sus dos únicas preguntas: cuáles eran mis apellidos y si estaba embarazada de su hijo como para casarme con él. Como todos la llamaban “vieja”, en mis siguientes visitas asimilé el apelativo familiar y cariñoso hasta que mi cuñada Georgina Nicolasa (a) China me dio un reto de órdago por lo que consideró una falta de respeto de mi parte, de modo que opté por una discreta invisibilidad.

No tuve suficiente tiempo para tratarla a fondo y conocer en vida su obra literaria. Todo lo que sabía de ella me llegaba, a mis ignorantes 20 años, desde los chismorreos de sus hijos: no todo era ni veraz ni objetivo ni afectuoso, por lo que haber usado entonces el verbo conocer me resulta ahora excesivo en tanto y cuanto implica comprender a un ser humano en su esencia, sorteando sus contradicciones y esa máscara visible –el personaje– detrás de la que todos nos escondemos para protegernos.

Solo ahora, después de un larguísimo autoexilio en España y de haber investigado la personalidad de Salvadora a través de sus obras teatrales, cuentos y discursos, me atrevo a afirmar que he descubierto, no a mi suegra, sino a una mujer formidable del panorama político y literario del siglo XX.

¿Por qué se ha tardado tantísimos años en otorgarle a Salvadora Medina el lugar que le reconocía su secretaria, la poeta Emma Barrandeguy (Salvadora Medina Onrubia: Una mujer de “Crítica”, Vinciguerra, 1990), junto a Alfonsina Storni y Victoria Ocampo? Hubo un momento en Argentina (1924/25) en que las tres publican simultáneamente: De Francesca a Beatrice, de Ocampo; Akasha, de Medina Onrubia; y Ocre, el libro más original de Storni. Si la erudición de Ocampo era aristocrática y elitista y las sublimes imágenes de Alfonsina nacían de su talento poético, es Salvadora quien consigue trascender a la escena desde donde se burlará del pudor que la época exigía a la mujer. Consigue transmitir, retratándose en su dramaturgia con irónica inteligencia y osada valentía, el ideario político y social que sostendrá a lo largo de su existencia.

Permítaseme la anécdota personal: algunas tardes, cuando la llevaba a dar un paseo por su el barrio, me pedía que nos detuviéramos frente al supermercado de capitales norteamericanos que aún existe en la calle Vicente López para gritar (ella): “Abajo el capitalismo, fuera yanquis de América latina”.

Lo hacíamos a escondidas de la familia.

Oportunas son la afirmación y las cuestiones que Josefina Delgado plantea en su Estudio Preliminar de Las descentradas y otras piezas teatrales - Salvadora Medina Onrubia (Colección Los Raros. Biblioteca Nacional Ediciones Colihue):

“... Y tampoco se le va a perdonar que abandone la casa para ocuparse de los hijos de las otras: léase Simón Radowitzky (el joven emigrado polaco que mató al jefe de policía porteño Ramón Falcón en 1907, para vengar la represión que había dirigido el 1º de mayo contra los anarquistas y encarcelado en la austral Ushuaia por 20 años hasta que Salvadora le arrebata el indulto al presidente Hipólito Yrigoyen durante una sesión de espiritismo), o América Scarfó, la viuda de Severino Di Giovanni. Me pregunto: ¿tramar dos fugas del penal de Rawson, donde Simón se pudría, es jugar a la militancia? ¿Rechazar el indulto del general Uriburu y llamarlo “fantoche con bigotes” desde su celda en la cárcel del Buen Pastor, es jugar a la militancia...?”.

¿Obnubilarse temporalmente con éter para soportar el dolor del hijo muerto es jugar a la maternidad?

No comparto que la “novela biográfica de Salvadora...” –prolífica y exitosa entre los años veinte y treinta– “... con un relampagueante epílogo en los cuarenta, cuando el diario Crítica es expropiado por el gobierno de Perón,[...] concluye con la muerte de Natalio Botana”.

Salvadora no se termina ni con la dolorosa desaparición de su hijo mayor ni con el fallecimiento de su marido ni con la expropiación de su diario ni con la pérdida absoluta de sus bienes materiales. Salvadora continúa viviendo sus karmas, escribiendo, amando a sus nietos y sobrinas, discutiendo con sus hijos y profundizando los estudios de teosofía con notables talento y energía.

“CON SANGRE, SUDOR Y LAGRIMAS HE GANADO MI DERECHO A LA NAUSEA”
Parafraseando a sir Winston Churchill, esa expresión fue el punto final que pone Salvadora en su libro Crítica y su verdad, donde relata el proceso que culminó con la apropiación del diario. Es posible (y ésta es una opinión personal) que el incidente con Eva Duarte por una carta que Salvadora le escribe desde Crítica, cuya dirección asume muerto Natalio –víctima de un accidente automovilístico teñido de sospechas nunca aclaradas– haya contribuido a su destierro del Parnaso literario y de la acción pública.

Escribe esa carta a pedido de Perón, como una defensa de Eva de las burlas que la oligarquía le inflige durante su gira por la España de Franco.

La misiva decía: “Nunca mires, Evita, las miserias del suelo. Lucha y sirve a tu ideal desde el lugar que el destino –que es el aspecto exterior de las fuerzas que rigen y ordenan el mañana del mundo– sabe por qué ha preparado para ti, porque no sirves al azar. Sabe, Evita, que la jornada de servicio es corta y preciosa y que el derecho a servir exige y demanda las facultades íntegras de cada ser... No te gastes mirando el suelo. Trabaja. Sirve. Da con ese tu seguro don sereno y eficaz, de saber dar... Y ten por cierto que no estás sola, ni en el sentido de poder material, ni en el otro, en el espiritual; que quien sirve con fe, amor y desinterés a un gran ideal de superación es, a su vez, servido”.

Aventuro que su intención fue transmitirle a Eva Duarte el espíritu de lucha que ella tenía como anarquista, feminista, madre soltera, audaz escritora y teósofa. Los maledicientes cercanos al poder, con poca sutileza y mayor perversidad, interpretaron la repetición del verbo servir como una aviesa intención de Salvadora de aplicar el apelativo de sirvienta a la primera dama.

Cuando se ahonda en su militancia política, en su ideología anarquista, en su ética de solidaridad libertaria; cuando se advierte lo prolijo y novedoso de sus escritos, y se escarba en el altruismo con que se prodigó a sus familiares, amigos, y compañeros de lucha –a quienes llamaba “los corbatas voladoras”– podemos releer esa carta desde otra perspectiva, ya que es evidente que nada más ajeno al desprecio puede deducirse de la misma. Pero ese mensaje, malinterpretado por Eva, fue el detonante para que el gobierno activara la maquinaria de una expropiación ejecutada bajo la farsa de una humillante y miserable venta.

UN FLECHAZO PREVISIBLE
1914. Una joven y bellísima pelirroja atraviesa la redacción de Crítica con una obra de teatro bajo el brazo, Almafuerte, resuelta a pedir apoyo al patrón para ponerla en escena. Tiene 20 años. Ya se ha fogueado en las huelgas de la época.

El 1º de febrero de ese año, subida al palco elevado en la esquina de México y Paseo Colón, en medio de un mitin organizado por la FORA contra las leyes de represión y por la libertad de sus amigos anarquistas presos, Barrera y Antelo, toma la palabra. Dos días después ingresa como redactora en el diario La Protesta, órgano del movimiento ácrata y dirigido por el poeta Alberto Ghilardo, insuflando sus notas de un contenido pro liberación de presos políticos, que no abandonará durante la década del veinte.

Botana, desde Crítica, la disculpa por su “inocente ingenuidad de incorporarse a un diario subversivo”. Salvadora responde “cuando un periodista es leal a sus ideas no debe retacear su pluma para defenderlas”.

Socorrió a los heridos en la Semana Trágica el 7 de enero de 1919, llevando consigo a su hijo Pitón, para que “se fuera enterando de lo que era la lucha social”. Juntos formaron parte del cortejo fúnebre de los caídos el día anterior cerca de la fábrica Vasena. Ella lo cuenta: “Cargaron los ‘cosacos’, asesina caballería montada de añamenbuyses bravos que atropellaban a quien podían, quedando en el lugar seis obreros muertos”.

El día del entierro toma la palabra, pero es interrumpida por la policía: “En ese momento cargaron los cosacos sobre todos”. Su amigo anarquista Sebastián Marotta –quien años después sería el dirigente sindical de los gráficos, preso por la huelga contra Perón en 1949 y que en 1955 recupera la conducción del gremio– tomó a Salvadora de las piernas y la tiró junto a él en la fosa abierta: “Pasaron los caballos sobre nuestras cabezas llenándonos de tierra. No sé cómo Marotta pudo salir y sacarme de la fosa. No encontraba a mi hijo, se me había perdido en el tumulto, pero al llegar a la sede anarquista en México 2070, lo hallamos durmiendo en un banco”.

¿Cómo iba a ser aceptada una mujer de este calibre y porte en aquella sociedad pacata y conservadora? ¿Podía una personalidad de su talante y biografía menospreciar a Eva Duarte? Sus hermanos anarquistas la llamaban la Virgen Roja por su parecido con la heroína de la Comuna de París. Pero de su anarquismo a ultranza hacía mofa Natalio Botana.

No obstante, sucede lo previsible cuando la impresionante pelirroja cruza la redacción de Crítica con su Almafuerte: ambos se enamoran de modo fulminante. Convivirán sin ataduras hasta que, al nacer su hija, Salvadora legaliza, a su pesar, su unión con el magnate para que Georgina “además de ser mujer, no sea considerada ilegítima”.

SUS CONTRADICCIONES NO LA CONDENAN
Es notable su relación de amor-odio ante la estructura monogámica, la crítica al matrimonio y la familia tradicional aunque se advierte, también, cierta fascinación por el poder patriarcal: madre soltera por convicción ideológica, escoge un hombre poderoso y perteneciente a una familia tradicional de una clase superior a la suya. Tiñe sus escritos de elementos místicos y espiritualistas orientales cuando la filosofía anarco-comunista, siendo atea y racionalista, no concuerda con las creencias ocultistas, pero Salvadora incurre en esa contradicción, atraída por las ciencias ocultas como parte de su interés por lo exótico y, sobre todo, por lo prohibido.

Aunque anarco-feminista, cumple y no reniega de la función materna, protagonizando situaciones conflictivas y trágicas, pero logra constituirse en la primera escritora de teatro anarquista, con una inmensa popularidad favorecida por la influencia del teatro social europeo de fines del siglo XIX, en especial de Ibsen.

Almafuerte (1914) es la primera obra teatral netamente anarquista que se pone en escena en nuestro país. Las descentradas (1928), estrenada en el teatro Odeón, es una obra clave del anarco-feminismo y un verdadero éxito para la crítica. Elvira, una de sus protagonistas, representa una alianza entre mujeres de diferente origen que ya no necesitan involucrarse en luchas obreras para cuestionar su propia identidad, la que surge plena como necesidad personal y que la lleva a replantearse el valor del matrimonio (que rompe), del amor (que experimenta con un amante) y de su relación con las mujeres. Este planteo ideológico establece una novedad, pero la contemporaneidad no la comprendió cabalmente, lo cual muestra el grado de vanguardia en que ella desarrolló su vida y su prédica.

Salvadora llamaba la atención porque manejaba su Rolls-Royce, gesto que practicaban otras mujeres de la clase alta. Lo que la hacía única, y que no se le perdonó –como luego sucedería con Evita– era que ella no provenía de la oligarquía sino de la emergente clase media. Borrada de la historia por la cultura oficial, muchas décadas después es redescubierta y sus textos resultan vigentes y luminosos para la crítica femenina actual.

En Almafuerte su planteo es brutal porque el personaje femenino se prostituye para alimentar a su familia, cuestionando así el amor burgués sancionado con el contrato matrimonial; y las soluciones propuestas son rupturistas y de lealtad con el ser humano. Para alguna de sus investigadoras, el alter ego de Salvadora en Las descentradas es Gloria; no Elvira, y se comprende al final de la obra.

En cuanto a su estilo, Salvadora es la que escribe la obra dentro de otra obra, utilizando el recurso literario de la circularidad como innovación notable.

Gloria es la que observa y aconseja, y está sola asumiendo su libertad de mujer escritora, alejada de sus hijos, que se divorcia a pesar de sus consecuencias. Elvira también se divorcia pero desea retornar al “abismo medroso del casamiento”, según expresión de Delmira Agustini. Elvira tiene mucho de Salvadora en su rebeldía y fidelidad: no traiciona a su amiga, pero tiene la lucidez de saber que el personaje masculino seguirá adelante con el fantasma de Gracia por esa búsqueda misógina de pureza e inocencia, que era lo que pedían los varones del momento a la feminidad.

ACTOS DE AMOR
El 18 de abril de 1932 se constituye en Buenos Aires la Agrupación de Mujeres de Letras y Artes, integrando la primera comisión Salvadora, Alfonsina Storni, Julia García Gámez, Adela García Salaberry, Adelia Di Carlo, Raquel Adler y Sara de Etcheverts. También se inaugura, en el Hotel Castelar, el grupo Signos, del cual Salvadora fue asidua concurrente junto a Alfonsina y Hayde Ghío; y Federico García Lorca, el invitado de lujo.

Alfonsina dedica su Antología poética a Salvadora y a Felisa Ramos Mozzi “que estuvieron a la cabecera de mi cama en momentos amargos”; recordando su intervención quirúrgica y la estadía en Los Granados. Alejandro, el hijo de Alfonsina, quería tanto a Salvadora como ella lo adoraba pues veía mucho de su hijo Pitón en él.

Existía, además, una unidad como grupo: Darío, hijo de Horacio Quiroga, era amigo de Helvio y Eglé, que lo era más de Tito, trabajó años en Crítica como traductora. Si Salvadora no hubiera facilitado los trámites para trasladar el cuerpo de Alfonsina desde Mar del Pla-ta, su amiga hubiera quedado allí, pero ella la lleva a su bóveda en La Recoleta, junto a las cenizas de Wilkens. Así como Salvadora se hizo cargo de los gastos por el suicidio de Alfonsina, así Natalio asumió la cremación y traslado de las cenizas de Horacio Quiroga al Uruguay.

Mi intención ha sido mostrarles a la Salvadora que descubrí leyéndola y haciendo caso omiso de su leyenda y mito.

Gloria Machado, presente junto a su lecho de muerte, testimonia en su libro que sus últimas palabras no fueron “odio, odio “, sino “Oh, Dios... oh Dios”.

¡La paz sea contigo, vieja!

El Mundo Es Así
Cuando era pequeña
en cosas creí
tan encantadoras...
jugando y soñando
pasaban mis horas
y yo me decía:
El mundo es así...

Fueron mis muñecas
desde que leí
hadas y pastoras
bravos caballeros
y princesas moras...
qué bello -pensaba-
El mundo es así...

Más tarde viviendo
a mi lado vi
penas y dolores
mi madre me dijo
no todas son flores
es la vida hija
El mundo es así...

Cuando de la muerte
la mano sentí
llevarse a mi padre
yo gritaba loca...
con besos, mi madre
me dijo llorando
El mundo es así...

Más tarde yo he visto
como entonces vi
llegar a la muerte
dejar al caído
y llevarse al fuerte
no hay leyes que valgan
El mundo es así

Y cuando profunda
la vida sentí,
vi que en su vaivén
se hace a veces daño
queriendo hacer bien...
con pena pensaba
El mundo es así...

Cuando la maraña
de la tierra vi
como se tejía
de maldades solo
con pena decía
Señor, que miseria
El mundo es así...

(...)

Al que pide luz
como yo pedí
al que abre al ensueño
las almas cerradas
lo clavan a un leño
como al Nazareno
El mundo es así...

(...)

Solo hay una cosa
entonces la vi
de verdad sentida
vale bien la pena
de vivir la vida
si llega el amor
El mundo es así...

Que sol más brillante
el que entonces vi
qué flores más bellas
qué gentes más buenas
y cuantas estrellas
Dios mío me dije
El mundo es así...

Transmigración
Yo soy la hierofántida de la Melancolía
custodio en sus altares grandes vasos votivos
mi voz grave, ennoblece, serena, los motivos
piadosos de los salmos que canto cada día.

En los divinos tiempos que Grecia florecía
yo los fuegos sagrados mantuve siempre vivos
y ya sola en el templo con mis dioses esquivos
de un tajo abrí mis venas...En mi larga agonía

de las turbas cristianas yo escuchaba las voces
fui la última pagana que murió con sus dioses!
Hoy mi alma rediviva presiente que como antes

al templo que custodia llega la turba ansiosa...
Volveré a abrir mis venas, y a los pies de la diosa
las gotas de mi sangre serán como diamantes.

Salvadora O. de Botana
Mayo 3/1918 (manuscrito)





FUENTE: COPYPEGADO
Viernes, 20 de enero de 2012

PÁGINA 12 sábado 21/01/2012

viernes, 20 de enero de 2012

liliana díaz mindurry y su poesía



El guitarrista ciego de Pablo Picasso

Se nos habló del ojo como del único sentido para construir el sentido,
las líneas de significaciones.
Algún francés nos habló de la evidencia.

Un español hizo del ojo el único sentido para construir el sentido,
sin buscar claves ni líneas de significaciones evidentes,
juntó casi burlándose
la ceguera y la música
como si la música fuera una cuerda rota,
como si la música fuera por fin
un dejar de ver las formas del mundo,
como si nada,
no quería entregar ninguna llave:
una simple música en un azul de ojos cerrados.

(Y por favor,
que no se espere nada de los colores de una tela
ni aunque sea azul y un joven Picasso haya inventado a un guitarrista ciego).


Como si no sucediera nada hay quien la mira en un azul de ojos cerrados,
como si la ceguera fuera una cuerda rota,
un viejo que toca una guitarra ciega en un vacío.

O sólo eso: nada,
una música que como la muerte,
cierra los ojos.

* * *

Parece que hay dos,
una pareja, dicen,
parece que es un hombre ciego, enfermo y una música ciega, enferma
y parece que es sentarse y llorar la ceguera del hombre, la música que no quiere ver nada,
y no parece pero la música se come al hombre
y el hombre sangra.

Y no parece pero hay una muerte por asomar la cabeza
en alguna parte. Y no parece pero también hay una muerte
ciega
por aplastar a la música,
por aplastar al hombre.
(O la misma música es la muerte).
Y no parece pero es el amor,
o una forma de amor al menos,
una música rota,
la ceguera de dos que no se encuentran nunca.

* * *
Nada de importancia, por supuesto, entonces,
ese hombre ciego puede ser cualquier hombre, de esos que andan en los trenes,
de esos que tienen ojos pero no miran porque alguna música les estalla en las sienes.
Cierta locura.

Cierta locura, dije, cierta locura fría
de mosca que sueña paraísos;
nada de importancia, entonces,
cualquier hombre,
cualquier muerte asomada en una música.

Cualquier forma de no mirar el mundo.
* * *

Es posible que la música
sea una forma ciega de tomar las cosas,
una astilla en el ojo,
la astilla de un ojo que no quiere ver más.


O al menos una forma de guardar la noche,
esa noche donde nada es seguro.

Es posible que la música
sea una forma ciega de verificar las relaciones,
y el ojo abierto,
apenas una trampa desde lo virtual.

Una pequeña bofetada a las ilusiones de este mundo.


Ya se sabe:
la música lo dice:
Estamos hechos para la muerte.

* * *

Si el ciego sabe que la oscuridad es una luz que no espera,
si el ciego sabe que los sonidos son una forma de guardar la extrañeza en el oído,
el ciego sabe
que la música habla de una especie de universo ya extinguido.


Fue cuando los hombres no quisieron ver más la rotación de los días y las noches
y se llagó la piel de la fotografías
y desapareció el tan dulce engaño de las cosas.


El ciego no sabe
que también la música ha dejado de servir
para los ciegos.


Dice la música:
ya no hay nada que hacer.
El peine al peinar arranca pedacitos de cerebro,
hay una araña escondida en los cajones.

(En los cajones aguarda
el temor de los ciegos,
el miedo
de la música).

O es la enorme tristeza.

* * *

Debe haber en el ojo de los ciegos
una sórdida luz de pasillo donde avanzan los bastones blancos,
un pobre pez que se pudre en el agua del mar sin que nadie lo advierta,
una zona sin defensa,
el vientre de las noches sin luna. Se sospecha:
una minuciosidad oscura,
un detalle
que se escapa del cuadro.

Y la música no cura.
Cerrar el ojo e inventar sonidos no inventa
otra luz. Ni siquiera una luz oblicua.

Debe haber un cielo roto de antemano.

* * *

No hay fe.

Ya es tarde para ahuecar aún más el hueco de los ojos
e inventar la música.


Peor aún para juntar
desechos de palabras.

* * *

¿Y si detrás de los ojos
se pudiera
mirar
a la música?

¿Ver el color y la forma del sonido?

* * *

Como si las imágenes fueran otra cosa que el silencio,
como si las imágenes fueran otra cosa que una hierba
para que devore
un ojo
triste.

* * *
Con la mitad del ojo de Picasso
habrá medio ciego azul, media guitarra.

Con la mitad de la música de medio guitarrista ciego
aún es posible abrasarse.

Abrasarse es imaginar algo más que un silencio.
Todavía medio amor
es más fuerte
que cualquier forma
de muerte.


* * *


Tal vez la muerte no sea música
ninguna música,
ni siquiera
una música pintada
o escrita.


Tal vez la muerte sea
un ciego que partió hace mucho de una tela de Picasso
y se le quebró la guitarra
y el azul.


Tal vez Picasso muerto
sea una tela con un guitarrista
que ya no significa;
el azul, el color de una mancha de pintura,
y el ciego,
una teoría sin demostración.

Todo el cuadro:
la irregularidad de un ojo de vidrio que se rompe.
Los pedacitos volando en el espacio,
un vestido de novia comido por hormigas.

Tal vez ese cuadro que alguien mira haya dejado de existir,
porque sólo existía para Picasso.


Es que ese guitarrista de los poemas
ya no es el mismo guitarrista del cuadro.

Es un guitarrista de un azul de palabras
y su ceguera
son unas cuantas letras

para desfigurar el vacío
de la hoja en blanco.
(De Resplandor final, Liliana Díaz Mindurry, Editorial Ruinas Circulares, 2011)
*************************************************************
Sin título

Un mundo de cristales de hielo masticados con furia entre sorbos de whisky,
un cigarrillo y un narcótico,
mientras el rectángulo de la pared se traga las últimas estrellas, y las últimas bestias corren entre luces encendidas,
mientras hay olor a despedida, a cocheras con automóviles dormidos y sin dueño,
olor a ciempiés rubio, a soledad de una pastilla,
para suprimir el universo.

Mientras lo que tiene que pasar, pasa, en el claro del pueblo, en el claro de la ciudad, en el claro del mundo,
mientras el mundo se separa del ojo.

Mientras el pensamiento es un orden que jamás ocurre.
y las playas ladran cada noche,
apenas.

Mientras en los zaguanes los insectos corren veloces debajo de puertas y ventanas.

Mientras alguien pregunta la hora como si fuera posible saber algo.

Mentira.
no es un mundo.

Y aunque parezca suceder
nada sucede.

Las tijeras se comen cada lugar secreto,
cada nombre.
(Inédito, Buenos Aires, 2011)


JUANITO LAGUNA APRENDE A LEER de Antonio Berni

A la memoria de mi primo el doctor Guillermo Díaz Lestrem, víctima de la dictadura

Hay un país simulado
un nombre simulado un tiempo simulado
un viejo país detenido en agujeros negros
el país simulado al fondo
(como un pozo)
oscuro
fabricado en el pozo de los sueños
(ese fondo del fondo)
En un mundo asimétrico lo que está por suceder no termina de suceder porque es posible que no haya suceso
en un mundo asimétrico donde hay carceleros
el carcelero no permite la entrada
aunque dice que la permite y hasta guarda una sonrisa en la pantalla
(Y hay un hombre de negro que mira desde lejos en un hueco del tiempo)
el carcelero dice: el país está cerrado dice: el país es puntual en decir que está cerrado
dice: no
no dice
o está y dice con su presencia
o no está pero es fácil imaginarlo
algo que no termina de suceder

aquí hay marcas y preguntas y zumbidos y ultrajes y perfumes antiguos y hay cosas que llaman el país y el país no se sabe si existe fuera de la palabra fuera del ruido fuera de los signos

fuera del país con pantallas vacías y celulares rotos
fuera del país donde las niñas cibernéticas saltan a la soga
no contestarán las máquinas del sueño
ni los que escriben al departamento de tejido literario
ni los que leen
ni los que escriben a los que leen ni los que leen a los que escriben
y después eso: la repetición de marcas y preguntas y ultrajes y zumbidos y perfumes antiguos y cosas que llaman el país que no se sabe qué es o si existe fuera del movimiento de lengua o de los signos

Un país en blanco y negro donde el futuro parece una mala copia del pasado, un revival extraño
no hay Ley que una estos sangrientos pedazos
un pedazo y otro
sueltos
vacíos
y sin embargo unidos perfectamente en una pantalla
con virtuales páginas de seda
que siguen después de "todavía estamos en la Argentina"
y nunca terminan
hacer entonces como si hubiera mundo
como si el viajero de las sábanas fuera inmortal
como si hubiera un hombre de negro
un resplandor
dentro del pozo de las cosas
como si el pozo de las cosas
no fuera el pozo de las cosas
como si las cosas no fueran un pozo
como si el pozo contuviera cosas
como si hubiera cosas
como si hubiera pozo
como si la palabra por sí misma
diera existencia al pozo de las cosas
a la Ley que ordena las cosas dentro del pozo
o el pozo dentro de las cosas

entonces como si hubiera país
en la noche del país
la Ley abre la boca y dice en la boca de las pantallas
dice
no lo que está bien
sino que está bien lo que ella dice
porque lo que dice está bien porque lo dice
porque el decir es belleza
porque es la posibilidad de seguir viviendo
de llevar el traje de los recuerdos
como si existieran los recuerdos

hace frío aquí
aunque los Poderosos no quieran
hace pánico
el país hace creer que es
hace creer la fe
hace creer que la palabra es
hace creer algo atrás de un ruido
hace creer en un ruido
simula caminos de buena hierba
un país hace creer en un orden
que desgarra la noche

como si hubiera caminos
como si hubiera algo que simulara caminos

y no parece
y hasta se ve la silueta de un carcelero atrás del carcelero
y hasta parece que se inclina y habla
y hasta parece que habla de otros carceleros uno en cada puerta otros carceleros que dicen que no dicen que simulan decir que ni siquiera nombran o que nombran la escritura

para desintegrarla en balbuceos sílabas letras desunidas letras que ya no forman ninguna palabra marcas en el papel rumores en la selva del silencio
y hasta parece que es una infinidad de mundos de simulación de mundos cada uno con una puerta y un carcelero como una infinidad de espejos de simulación de espejos cada uno con una puerta y un carcelero
y en los sueños
hay épica y sufrimiento
hasta que llega dulcemente
la gratuidad
el sinsentido

hasta que algunos borrados se levanten de la inexistencia
son como si no hubieran sido nunca
una brisa olvidada
una brisa entre dos intentos de brisa

hace pánico
digo

pienso en los que borraron en pantallas blancas
la mandíbula que guarda mi lengua

tiembla
se cierra
se cae

hace pobreza
hace dolor aquí adentro de esta pantalla donde vivo
los Poderosos no me guardan del frío ni del miedo
de mala hierba los caminos de la muerte
hasta la tentación de decir injusticia iniquidad
una vez desaparecidos los carceleros
me acuesto
sueño
las posibles palabras que contie¬nen otras puertas posibles
sueño un país
donde la rabia
me devuelva los muertos)

Del libro “Resplandor final”; Ruinas Circulares, 2011)









Liliana Díaz Mindurry nació en Buenos Aires. Obtuvo en narrativa la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores por la novela La resurrección de Zagreus, el Primer Premio Municipal de Buenos Aires en cuentos editados Bienio 90-91 por el libro La estancia del sur, el Primer Premio Municipal de Córdoba por el mismo libro, el Primer Premio Fondo Nacional de las Artes 1993 por la novela Lo extraño, Premio Centro Cultural de México en cuento 1993, Premio El Espectador de Bogotá en cuento 1994, ambos en el concurso Juan Rulfo de París, el 1º Premio Jiménez Campaña de Granada, Premio Fernández Rielo de Madrid. Fue premiada por la Municipalidad de Encina de la Cañada (España) y en la Municipalidad de Puebla (México), obtuvo el Premio Planeta 1998 por la novela Pequeña música nocturna, entre otros premios. Tiene diecisiete libros publicados, entre ellos las novelas La resurrección de Zagreus, A cierta hora, Lo indecible, Summertime, Hace miedo aquí. Algunos de sus libros de cuentos son: Buenos Aires ciudad de la magia y de la muerte, En el fin de las palabras, Retratos de infelices, Ultimo tango en Malos Ayres. En poesía publicó Sinfonía en llamas, Paraíso en tinieblas, Wonderland, Resplandor final: obtuvo el Premio Fondo Nacional de las Artes, el Subsidio de Antorchas, la Faja de Honor de la Sociedad de Escritores, el Primer Premio Embajada de Grecia, el Primer Premio First, etc. Varios de sus poemas fueron publicados en Colombia, Austria y otros países. Su obra fue traducida al alemán y al griego. El cuento Onetti a las seis fue llevado a la escena teatral por Hernán Bustos junto con Un sueño realizado de J C Onetti. Realizó el prefacio a las obras completas de Onetti en la Editorial Galaxia Gutenberg de España y ha escrito numerosos ensayos sobre su obra. Coordina talleres literarios desde 1984.

martes, 17 de enero de 2012

Las Puntas del Clavo: VIOLENCIA Y LITERATURA

Las Puntas del Clavo: VIOLENCIA Y LITERATURA: Bachelard se refería a una poética del aire, del agua, de la tierra, del fuego. Me gustaría agregar que una poética del aire es de tendencia...

la poeta irma marc con poemas inéditos en el blog




LENGUA PADRE

“Cicatriz que recuerdas la herida,
no me impidas recordar la sanación.”
Norma Osnajansky

Crecí delicada como una pestaña,
tensa como una caña de pescar (y siempre en las orillas),
arrojé una red a los misterios de la muerte con un vasito y un
vidrio y un cartón con letras y le hurgué la galladura al huevo (porque
detrás de un vidrio no hay certezas) con una aguja de dos pequeños
agujeros (un ojo prematuro, si al menos fuera dolor lo que mataron los
murmullos).

Cargo con un árbol aún no plantado (¿tendré que vivir este exilio hasta cumplir
con el mandato?) y con los vaticinios de una gitana (ninguna gitana anuncia
hambrunas o soledad o trabajo con el silencio: dame la mano querida hay mucho amor en tu vida buena salud vas a tener veo una persona tenés un cigarrito linda),

hasta escribir el libro que no hable la orfandad.

No es mucho lo heredado de mi padre,

a él le debo la mudez de la lengua natal
(cierto es que fui tartamuda antes de enmudecer,
tanta repetición hizo que desbordara en todas las direcciones).



A Padre, le debo también, haber hecho un camino como un río sostenido y
ancho y rumoroso y oliendo a camalotes de crecida.


Se le debe un espejo que no se me parece
y una pared que no está vacía.

Finalmente, no me fue tan mal: hice de mí lo que no supe.

Padre, todo queda perdonado.






PRIMERA LECCIÓN

Padre, ahora casi te alcanzo,
no te entendí en una primera lectura,
no estoy muy segura aún de entender tu poesía,
cada vez que pregunté:

Padre ¿qué quieres?,
siempre respondiste:

quiero morir.






ANIVERSARIO

El día de mi cumpleaños empezó como siempre:
pájaros acuáticos cayendo sesgados
y al trasluz.
Salí de la cama rezando como el agua,
dando vueltas como las agujas del reloj,
intentando hallar ese resquicio,
ese pasaje
into the Spiritual Divine life, vhere man is made one with God.

(Me quedo pegada al grito,
mejor me vuelvo a la cama y me tapo hasta la cabeza).






EL CUERPO COMO OFRENDA

Cada año de mi vida
lo he pasado a la intemperie
parándome de costado para que el viento de la lengua Padre no me doble,
para que no se lleve mis cenizas,
mi manera de estar sola.






LA BICICLETA

Una visión buscada sólo en otras visiones,
Una voz que susurra:
Acelerá, acelerá,
Proceso
y luz,
más rápido, cada vez más rápido…
Ya, ya, ya,
y como ante un orgasmo inminente algo,
alguien en tu cabeza
grita:
ahoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooraaaaa
y dando vuelta a toda velocidad la esquina de San Martín y Catamarca
en este Corral de Bustos del exilio, ves, allá, al fondo,
el Paraná,
lo ves, lo ves: ancho, gris, los árboles de la isla
más allá,
lo ves, los ves:
el río que amás,



la sombra de los ceibos de las islas,

dura un segundo la visión,
después, en el segundo segundo,
ves la chapa que indica una obra en construcción,
ves los yuyos que sobresalen,

la respiración entrecortada.

Sentís el aliento que se va como el río,
la música que termina sin final.






EL PESEBRE

voy al jardíndeinfantesdelcolegionuestraseñoradelhuerto las otras chicas lloran porque se va la mamá y no quieren quedarse yo lloro porque no quisiera irme nunca me gusta tanto estar acá y lloro porque me duelen los oídos siempre me duelen los oídos lloro bajito en mi sillita rosa no me quejo no pido ayuda estoy acostumbrada a llorar solita la hermanaimelda es mi maestra viene hacia mí me regala un pesebre me abraza y me cuenta de un niño que me ama de un bolsillo que esconde entre los pliegues de su hábito saca un rosario negro y un misal del misal saca una estampita y me explica que es la virgendelhuertonuestra queridamadre y que el niño que abraza es el niñodios y yo me quedo hipando casi contenta casi sin dolor de oídos pensando qué lindo debe ser
ser nena y dios






HUÉRFANA

No sabe lo que sueña
no sabe lo que escribe
Ella la que escribe los sueños

la peor pesadilla
el ombligo del sueño
le arrojan silencio a las palabras
desechos

que arroja el mar



a la playa

hija de sus palabras
madre de sus hijos
madre de su madre






Irma Elena Marc, reside en Corral de Bustos, Córdoba. Es poeta y narradora.Publicó El Gigante- Edit. Ruinas Circulares-2007- Ha recibido variospremios, entre otros 1er.premio de novela 2010, de San Martín-Bs.As. y fue una de las 50 poetas convocados a la 19 edición del FestivalInternacional de Poesía de Rosario. Publica en varios blogs, revistasde poesía, nacionales e internacionales.

lunes, 16 de enero de 2012

breve antología poética de rainer maría rilke










Rainer María Rilke
(Praga, 1875 - Suiza, 1926)



Brevísima Antología Poética


Versión de Jaime Ferreiro Alemparte
Publicado en Nueva antología poética de Rainer María Rilke
Madrid: Espasa Calpe, Colección Austral, 1999


Ofrenda a los Lares
(1895)



EN LA VIEJA CASA


En la vieja casa, libre ante mí
diviso Praga entera a la redonda;
al fondo, silencioso y quedo el paso,
pasa de largo la hora honda del crepúsculo.

La ciudad se desvanece como detrás de una luna.
Alta sólo, al modo de un gigante empenachado,
se alza ante mí la cúpula verdosa
de la Torre de San Nicolás.

Ya parpadea aquí y allá una luz
lejana sobre el denso fragor ciudadano. -*
Para mí es como si en la vieja casa
ahora una voz me dijera “Amén”.

-* Rilke usa con frecuencia el signo - (Gedankenstrich) para señalar una interrupción, una pausa o una palabra que consciente e intencionadamente se omite.



UNA CASA NOBLE


La noble casa con su ancha rampa:
qué bello quiere mostrárseme su brillo gris.
La subida con su mal empedrado,
y allí está en la esquina
la lámpara opaca y sucia.

En el antepecho de una ventana
ladea la cabeza un palomino
como queriendo echar una mirada
a través del paño de la cortina;
moran las golondrinas en las grietas
entre los pasos de los portalones:
a esto llamo yo Stimmung*,
sí, yo lo llamo -encanto.

-*La palabra Stimmung no se puede traducir directamente. Expresa un estado anímico propicio y concorde. Caracteriza propiamente lo lírico, en consonancia con el re-cuerdo (Er-innerung), así sucesivamente evocado. Rilke traduce aquí ese estado con el vocablo “encanto” (Zauber).



ENCANTO


A menudo veo el cuarto de intimidad animado,
con vivacidad cuentan las paredes;
una amable muchacha, medio niña aún, alza
las manos hacia el cuadro de María.

Un chico aplicado está junto al padre,
que mucho ha aportado para la casa.
Se disponen a rezar la oración angélica,
y la madre da un descanso a la rueda de hilar.

Me parece entonces que los ojos se humedecen,
hasta los de la Virgen en el marco.
Escucho: en la voz de bajo del padre
suena propicio el Amén.



OTRO ENCANTO


El hijo se acerca, pesado el paso,
a su padre. Y con torpeza en la lengua...
¿Es verdad? ¿qué, qué dices, una novia?
¡Adelante, adentro, pues, con ella!

Y allí está por vez primera de pie.
La muchacha se ruboriza y calla,
y el padre limpia las gafas.
¡Diablo! ¡Estupenda ha sido tu elección!

Y el padre abre los brazos,
y la novia aturdida
recibe su beso y su bendición.



La colección de poemas bajo el título Ofrenda a los Lares (Larenopfer), correspondiente al primer grupo de los llamados Primeros Poemas (Erste Gedichte), apareció por Navidades en 1895. Se presume que fueron escritos avanzado el otoño de ese año en Praga. Los poemas no están fechados por separado, a excepción de los tres últimos.
Los noventa y nueve poemas que integran esta colección están dedicados a Praga, su ciudad natal, y a Bohemia. Se ha señalado su carácter descriptivo y su tono neorromántico e impresionista, pero lo importante para nosotros es la dimensión lárica, que impregna su productividad ulterior en connotación mítica y cósmica, especialmente con el paisaje. Lo lárico, nos dice en carta “a una amiga” (17 de julio de 1926), “fue, por decirlo así, en su pletórica forma, la fíbula de mimmovida existencia”. Y en la famosa epístola a Hulewicz (25 de noviembre de 1925) nos habla del contenido lárico de las manzanas europeas, en contraposición con la uniformidad de las que ya por entonces venían de Estados Unidos.






Coronado sueño
(1896)


CANCIÓN REGIA


Debes con dignidad soportar la vida,
tan sólo lo mezquino lo hace pequeña;
los mendigos te podrán llamar hermano,
y tú puedes sin embargo ser un rey.

Aunque el divino silencio de tu frente
no lo interrumpa dorada diadema,
los niños se inclinarán en tu presencia,
los entusiastas te mirarán atónitos.

A ti los días de rutilante sol
te hilarán rica púrpura y blanco armiño,
y, con pesares y dichas en sus manos,
de rodillas ante ti estarán las noches...
Praga, 9 de septiembre de 1896.

Damos aquí tan sólo esta composición que preside emblemáticamente un conjunto de veintiocho poemas de corte neorromántico escritos en Praga. Fueron estudiados por Peter Demertz, René Rilkes PragerJahre, Düsseldorf, 1952. “Canción regia” es símbolo del poeta.





Adviento
(1897)


ADVIENTO


Empuja el viento rebaños de copos
por el bosque invernal como un pastor,
y más de un abeto siente que pronto
se hallará nimbado de luz y amor;
y escucha un rumor distante. Resuelto
tiende sus ramas por senderos blancos,
y hace frente al viento y crece soñando
una noche de gloria y majestad.
Primera redacción: Munich, 26 de enero de 1897;
redacción definitiva: finales de 1897 en Berlín.

La colección de poemas reunidos bajo este título general apareció por Navidad de 1897, y fueron escritos en los años 1896 y 1897. Más tarde se añadieron cinco poemas (1894-18979 en la edición de los llamados Primeros Poemas, en 1913, en la cual se incluyeron también los poemas láricos de Praga, seguidos de Coronado sueño y Adviento. Damos sólo el poema “Adviento” por su carácter representativo. El ciclo consta de 79 poemas. Se ha señalado en ellos la inluencia de Jacobsen.




Poemas tempranos
(1899)


Ésta es la nostalgia: morar en la onda
y no tener patria en el tiempo.
Y éstos son los deseos: quedos diálogos
de las horas cotidianas con la eternidad.

Y eso es la vida. Hasta que de un ayer
suba la hora más solitaria de todas,
la que sonriendo, distinta a sus hermanas,
guarde silencio en presencia de lo eterno.
Berlín-Wilmersdorf, 3 de noviembre de 1897.



No puedes esperar hasta que Dios llegue a ti
y te diga: yo soy
Un Dios que declara su poder
carece de sentido.
Tienes que saber que Dios sopla a través de ti
desde el comienzo,
y si tu pecho arde y nada denota,
entones está Dios obrando en ti.
Sin fecha (1898-1899).

Segunda edición muy refundida entre 1908 y 1909, con poemas escritos en su mayor parte entre noviembre de 1897 y finales de 1898. Fueron publicados por la Navidad de 1899, junto con el poema escénico «La princesa blanca» (Die weibe Fürstin).




Libro de las horas
(1905)


Puesto en las manos de Lou


I. LIBRO DE LA VIDA MONÁSTICA


[ 5 ]
(Selección)


Amo de mi ser la cosas oscuras,
en las cuales se ahondan mis sentidos;
en ellas, tal como en añejas cartas,
hallé mi vida diaria ya vivida,
superada, hecha lejana leyenda.

De ellas sé que tengo espacio para una
segunda vida, anchurosa y sin tiempo.
Y a veces soy como el árbol que adulto
y rumoroso, encima de una tumba,
cumple el sueño que el muchacho, ya sido,
(por el que se entran sus raíces cálidas)
perdió en melancolías y canciones.
22 de septiembre de 1899.



[ 36 ]


¿Qué harás tú, oh Dios, cuando yo muera?
Yo soy tu cántaro (¿y si me quiebro?)
Yo soy tu bebida (¿y si me corrompo?)
Soy tu ornato y tu oficio.
Tú pierdes conmigo tu sentido.

Después de mí no tendrás casa en donde
palabras cercanas y cálidas te saluden.
De tus pies cansados se caerá
la sandalia de seda que yo soy.

Tu gran manto se soltará de ti.
Tu mirada, que yo acojo caliente
en mis mejillas, como en una almohada,
andará buscándome largo tiempo -
y a la hora del ocaso se echará
en el regazo de unas piedras desconocidas.

Y tú, oh Dios, ¿qué harás? Yo tengo miedo.
26 de septiembre de 1899.


II. LIBRO DEL PEREGRINAJE


(Selección)
[ 1 ]


No te maravilla el ímpetu del huracán,
tú lo has visto crecer: -
los árboles huyen, y su huida
crea avenidas marchando solemnes.
Entonces sabes que el que ante ellos huye
es aquel con quien tú vas,
y tus sentidos lo cantan
cuando estás asomado a la ventana.

En calma quedaban las semanas estivales,
ascendía la sangre de los árboles:
ahora tú sientes que quiere caer
en el que todo hace.
Creías reconocer ya la fuerza
al abrazar el fruto,
ahora se vuelve de nuevo enigmático,
y eres una vez más huesped.

El estío fue casi como tu casa,
en ella tú sabes mantener todo -
ahora has de ir fuera en tu corazón
al igual que se va por la llanura.
Empieza la grandiosa soledad,
sordos se tornan los días,
de tus sentidos toma el viento el mundo
como una hoja muerta.

A través de su ramaje vacío
ve el cielo él que tú tienes;
sé tú tierra ahora y canción de ocaso,
y país que con el cielo hace juego.
Sé humilde ahora como una cosa,
madura para la realidad, -
para que Él, del que salió el conocer
te sienta cuando te asga.
18 de septiembre de 1901


III: LIBRO DE LA POBREZA Y DE LA MUERTE
(Selección)


[ 30 ]


La casa del pobre es como un sagrario.
En su interior lo eterno se cambia en alimento,
y al anochecer regresa suave
hacia sí, en un anchuroso círculo,
y se acoge en sí, lento, pleno de resonancias.

La casa del pobre es como un sagrario.

La casa del pobre es como la mano de un niño.
No toma lo que los adultos piden,
le basta un escarabajo con ornadas pinzas,
una piedra ovalada de rodar por el río,
la corrediza arena y las conchas sonantes.
Es como una balanza suspendida,
sensible a la más leve recepción,
oscilando largamente entre los dos platillos.

La casa del pobre es como la mano de un niño.

Es como la tierra la casa del pobre:
esquirla de un venidero cristal,
ya claro, ya oscuro, en su huidiza caída;
pobre cual la cálida pobreza de un establo, -
y no obstante están los anocheceres: en ellos es ella todo,
y de ella vienen todas las estrellas.
19 de abril de 1903


El Libro de las Horas (Das Studen-Buch) está formado por tres libros escritos en 1899, 1901 y 1903. Se publicó en la Navidad de 1905.
Rilke no pensó aquí en un "Libro de las horas" en el sentido de las horae canonicae del Breviario. Toda su obra lírica es trasunto de su intimidad, y aquí está en relación inseparable con el paisaje, con la hora declinante del ocaso, con el oscurecer (Abend), las horas preferidas del poeta. Todos estos poemas, puestos en las manos de Lou Andreas-Salomé, llevaban el título de Oraciones (Gebete), pero en su publicación Rilke tuvo que aceptar, aunque con reservas, el título Libro de las Horas impuesto por su editor. También hubo de renunciar al subtítulo "Primero, segundo y tercer Libro de Oraciones", que propuso a cambio, y a las anotaciones anímico-paisajísticas del manuscrito enviado a Lou, tan evocadoras de su inspiración.
El Libro de las Horas representa tres estadios consecutivos de la vida del poeta en situaciones y en paisajes diferentes. El primero, el Libro de la Vida Monástica, recoge impresiones del primer viaje a Italia (Diario Florentino); la grata acogida en la colonia de artistas en Worpswedw, con sus turberas "llenas de vida y de viento", y sus dos fecundos viajes a Rusia (1899 y 1900) en idílica compañía de Lou. El segundo, Libro del Peregrinaje, alude a la vida errabunda y economicamente insegura del poeta y a su precaria salud. El tercero, Libro de la Pobreza y de la Muerte, comienza con la miseria de las ciudades superpobladas, que Rilke a duras penas puede soportar leyendo el Libro de Job y a Baudelaire (de esta terrible opresión se librará al concluir en 1910 los Apuntes de Malte Laurids Brigge). Este tercer libro se cierra con la apología de la pobreza en el poema dedicado a San Francisco de Asís, precedente cristiano del mito pagano de los Sonetos a Orfeo.
En una carta a Lou, Rilke se quejaba de que la penuria y su pésima salud le impedían “hacer de la angustia cosas”. Y agregaba: “Una vez lo logré, aunque tan sólo por poco tiempo. Cuando estuve en Viareggio; ciertamente me asaltaron allí los miedos y me avasallaron... y con todo me fue posible. Allí nacieron oraciones, Lou, un libro de oraciones... Porque son de tan grande armonía y descansan tan a gusto a tu lado, y porque nadie sabe de ellas, a no ser tú y yo, y por eso puedo descansar en ellas...”

LIBRO DE LAS IMÁGENES
(1902 - 1906)



INFANCIA


Allí transcurre la larga angustia de la escuela
y el tiempo de espera con objetos indistintos.
Oh soledad, oh pesadumbre de pasar el tiempo...
Y al salir: bullen y suenan las calles,
y en las plazas se elevan surtidores,
y en los parques cobra amplitud el mundo.
E ir por todo eso en traje infantil,
muy distinto de los que van o fueron:
Oh edad singular, oh pasatiempo,
oh soledad.

Y contemplar de lejos todo eso:
hombres y mujeres; hombres y mujeres
y niños, que son otros y vistosos;
y allá una casa, y a ratos un perro,
y un susto mudo, qué sueño, qué espanto,
oh qué hondura sin fondo.

Y así jugar: pelota y arco y aro
en un jardín, que suave palidece,
y a veces, por tocar a los mayores,
ciego y loco jugando al escondite,
pero quieto al anochecer, y volver a casa
pasito a paso, tieso y cogido de la mano:
Oh qué comprender siempre más y más huidizo,
oh qué angustia, qué peso.

Y arrodillarse muchas horas junto al estanque
grande y gris con el barquito de vela;
olvidándolo, porque otros iguales,
de velas más lindas, circulaban por delante,
y tener que pensar en la carita
pálida que parecía hundirse en el estanque:
Oh la infancia, oh comparación inaprensible.
¿Adónde fue, adónde?
Meudon-Val-Fleury, invierno de 1905-1906
(primer libro, primera parte).


FINAL


La muerte es grande.
Somos los suyos
de riente boca.
Cuando nos creemos en el centro de la vida
se atreve ella a llorar
en nuestro centro.
Sin fechar (1900-1901). Impreso por primera vez en Avalum, Heft, marzo de 1901 (segundo libro, segunda parte).





La primera edición apareció en julio de 1902, compuesta con poemas de los años 1898 hasta 1901. La segunda edición fue terminada el 12 de junio de 1906, y apareció en diciembre de ese mismo año, aumentada con poemas de los años de 1902 hasta 1906. La revisión definitiva del texto para la quinta edición es de 1913.
Estos poemas se hallan agrupados en dos libros, ambos a su vez divididos en dos partes, sin que constituyan un ciclo ordenado cronológicamente. Por la fecha de su composición se sitúan entre el Libro de las Horas y los Nueve Poemas. Pertenecen, por consiguiente, a la etapa juvenil (Jugendstil). En nuestra selección nos hemos atenido tan sólo a aquellos que Rilke hará objeto de ulterior profundización, siempre impregnada de intimidad.




Nuevos poemas
(1907)



EL POETA


De mí te alejas, hora.
El batir de tus alas me hace heridas.
Solitario: ¿qué puede hacer mi boca
con mi noche y mi día?

No tengo amada, ni casa, ni sitio
donde poder vivir.
Todas las cosas a las que me entrego
se hacen ricas y a mí me dejan pobre.
Meudon, invierno de 1905-1906.



RETRATO JUVENIL DE MI PADRE


En los ojos sueño. La frente como en contacto
con algo lejano. Bordeando la boca mucha
juventud, seducción no sonreída,
delante de los alamares de adornos rebosantes
del esbelto, noble uniforme,
la cazoleta del sable y ambas manos,
que esperan tranquilas, de nada codiciosas.
Y ahora ya casi invisibles: como si
se disiparan asiendo la lejanía.
Y todo lo restante consigo mismo oculto
y apagado como si no lo comprendiéramos,
profundamente velado por su propia hondura.

¡Tú, daguerrotipo, qué rápido te desvaneces
entre mis manos más lentamente desvanecidas!
París, 27 de junio de 1906.



Segunda serie
(1908)


A mon grand ami Auguste Rodin


LA DAMA ANTE EL ESPEJO


Como en embriagadora especería
desata sin ruido en la fluidez clara
del espejo sus fatigados gestos;
e introduce allí dentro su sonrisa.

Y aguarda hasta que de todo eso ascienda
el líquido; luego vierte el cabello
en el espejo y, alzando los hombros
maravillosos del traje de noche.

bebe callada de su imagen. Bebe
lo que una amante en éxtasis bebiera,
inquiriendo desconfiada; y hace

un guiño a su doncella, si ve luces
sobre el fondo del espejo, roperos,
y lo turbio de una hora trasnochada.
París, entre el 22 de agosto y el 5 de septiembre de 1907

Los poemas de la primera serie se compusieron de 1902 - 1903 a 1907, y aparecieron en diciembre del mismo año. Los poemas de la segunda serie fueron escritos entre el 31 de julio de 1907 y el 2 de agosto de 1908, y aparecieron a comienzos de noviembre de 1908.
Con estos poemas nace el “poema cosa” (Ding-Gedicht), denominado también “poema de arte” (Kunst-Gedicht). El poeta bajo la influencia de Rodin y de Cézanne, crea estos hermosos poemas plásticos, rotundos, dotados de la inmarchitable individualidad de un cuadro o de una escultura.




FUENTE: COPYPEGADO http://www.literatura.us/idiomas/rmr_breve.html

tom maver me mostró este video de Osvaldo Bossi - Camellos, y con traducción del mismo tom

domingo, 15 de enero de 2012

Russian Ark - Finale

otro poema de clara fernandez moreno


Perlita



durante tu vida

las plantas ronronearon contigo

de noche dormías

en los sitios tibios de los humanos

sobre piernas y cuerpos

cuanto más cerca de la cara mejor

en un enredo de cabeza y pelo



gatita gris perla

esta casa y este jardín te cuidaron siempre



quisiera verte como antes

en la maraña de las noches oscuras

entre el alero

y el espacio

cuando las estrellas gozaban

fulgurando en tu lomo





Clara Fernandez Moreno

poesía de amor y del tiempo de clara fernadez moreno



árbol





ningún tiempo pasado juntos fue perdido

ninguna palabra la llevó el viento

nada se escribió sobre el mar

ningún temporal se interpuso

ningún tigre vino en contra

ninguna noche diluyó un minuto

ningún día un latido

nada ni nadie nos atravesó

ningún café ni té ni alimento se perdieron

desde que nos conocimos



y ninguna memoria guardo de haberte conocido

sino de que siempre estuviste presente

en guardia

árbol que detuviste el tiempo

que me falta para morir





regreso



a Juan





yo me voy



nada puede hacer que me quede



los gatos me miran



quieren ser como yo



el león tiene la alegría



los pájaros me dicen no te vayas







pero mi ser sigue entre los bosques



los tigres me huelen



entran al agua



yo también



subida a una rama



me voy y digo adiós





el fin

a Juan





en las ramas de la tierra

en el camino

con los brazos

con el cuerpo

con ropa

sin ropa

abandono todo





río Orinoco



Juan Antonio y yo



mis hombros

brazos y pelo y cuello arden

apoyada en el río

calmo con mis manos el calor de mi frente

me siento en el suelo

sólo me sostiene el sol



mirador de Angostura*

desde más de mil años

columnas

chicharras

calor

empalizada de faroles



y vivir

en la explanada de la pesca

con el vestido turquesa

donde aguas y vientos

donde nubes de polen caliente



pero no quiero mirar

el calor que cubre la baranda

asciende

en lanzas de fuego sobre las rocas

amo ese calor ese río ese hombre ese lugar

mi pelo toma el peso de una catedral



crece el río

se levanta

asciende la espuma

hamaca el agua

abre los brazos

se quema

se hace una red

y nubes

y árboles se estremecen



en el medio de la laguna hay un ruido cálido y ronco

que enmarca las aguas enlazadas



*Hoy Ciudad Bolivar




no nada







no hablé

no escribí

no dibujé en mi cuerpo

no entré al río

no dije te quiero

no miré los sicomoros

hace tanto que nada



en la ventisca de la vida

un día besaste mi mano

hace tanto





Clara Fernandez Moreno

The Art of István Sándorfi

"BREATH" Tomohide Ikeya

Susana Baca - Taki Ti Taki

sábado, 14 de enero de 2012

carta de francisco madariaga a juan antonio vasco






Le pido a Juan Antonio que, si algún día...

De los bañados de Chascomús se alejó un día Juan Antonio Vasco.
Cruzó el río Samborombón, por una pasarela hecha con mantas de variados colores, que, según cuenta Guillermo Enrique Hudson, usaron como puente los soldados ingleses, cuando las invasiones de 1807.

Juan Antonio llegó a la ciudad de Buenos Aires y muy pronto nos conjuramos para tratar de encontrar a aquella taberna donde reinaran “los ojos de una mulata que inventaba la poesía”, como decía Apollinaire.

Entramos a aquella taberna, nos recostamos contra un aljibe, no nos peleamos por la mulata y bebimos el vino de la llamarada blanca del amor, la poesía y la libertad.

Después él se marchó para Venezuela, y con un “sombrero guayanés” anduvo por caseríos, llanos, esteros, palmares, morichales, montañas, boticas, chalanas alcanzadas en puentecillos de los grandes ríos o de la mar, hasta que de pronto se vino para Montevideo, en un acto de “justicia para la Banda Oriental”, y ahora lo tenemos con nosotros y esta noche lo proclamamos dueño y propietario del habla, del amor y también de la condenación de nuestra “América ingenua de Cristóbal Colón”, como decía el muy grande mulatón Rubén Darío. Le pido a Juan Antonio que si algún día me encuentra transformado en un ánima trajinante por la Cuenca del Plata, me eche al hombro – con gracia y con gala de querido compadre – su abrigo blanco de algodón americano.

Francisco Madariaga

Libro: “En la Tierra de Nadie”
Ediciones del Dock, 1998

más poesía de juan antonio vasco




SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO
CAMBIO DE HORARIO Ediciones Letra y Línea, Buenos Aires, 1954.

Dedicado: A Carlos y Mary (Carlos Latorre y su esposa)





En la Casa de Postas


A Enrique Molina

El pájaro que se quita sus plumas de hierro
para marcar los rostros de las muchachas con un
signo que reluce más allá de los días que
habitamos
esa comedia timidez hecha con restos de faros
marinos
con el alambre del desprecio rizado en menudos
ornamentos
esa presencia de hombre partido en dos
todo junto pulverizado guardado en un puño desde
una noche hasta la otra
bajo la humedad de los besos cuyo sutil vapor
invade las alcobas
una inagotable corriente de caricias
tu presencia exasperada hasta las lágrimas
entre los bambúes que oscilan en el viento
tu presencia exasperada de niño con un ojo saltado
rodando en el polvo como la esmeralda vomitada
por un ajusticiado
Eres el agua negra donde toda blasfemia alcanza
la transparencia del deseo


Nada de Historias

Ninguna solemnidad ningún corcel ningún futuro
ningún mapa ningún congreso de buscadores
de piojos ningún desayuno que no sea mortal
ninguna convalecencia de la opinión pública nin-
gún divorcio que no sea decretado por los
amantes ningún desembarco en tierra de
ladrones
NINGÚN HOMBRE CON EL VIENTRE
ABIERTO DE UN TAJO TIENE INTERÉS EN
LA PERPETUACIÓN DE LA ESPECIE
Así que nada de historias ningún consuelo ningún
símbolo para el asco ningún pacto secreto
ningún receptor de televisión sintonizado en
mi reino no es de este mundo


Noticias del Paraíso

Cuando el pueblo deja caer su quijada en el polvo
y recoge en cambio una moneda
alza la cabeza esa mujer que conoce las artes del
nacimiento y hace sombreros de barro para las
criaturas
la esperanza urde su mal con pasos de filo de
sombra en el agua
y cada pájaro tiene un nido detrás de su nido para
construir con paciencia el infinito
Adán y Eva liberados por fin de su injusta condena
domestican aves del paraíso y las sueltan en la
asamblea del pueblo


Perspectivas para Mañana

Desde atrás de los muebles en las habitaciones que
desordena el deseo
espiamos a los hombres
sus largas piernas sus hacecillos de rayos que
acosan a las mujeres como la mantis religiosa
cuando se arrodilla en los altares
Hemos visto al amante correr por los aposentos
quitándose la ropa
huyendo del remordimiento que maneja su ascensor
durante toda la noche
y devora las caparazones de la familia abandonadas
en los desvanes como las madres entre sus hijos
Hemos viajado en esos vehículos de azar hemos
adormecido al centinela
para que la noche y el sueño recuperen la sangre
que han perdido


El Vuelo de los Pájaros

Este pájaro de paja con sus ojos redondos que marcan siempre el mediodía
agita un ala luego la otra salta del barómetro al árbol
augura mejores días
mañanas con los senos descubiertos
con la blusa de agua de instinto
la mujer desnuda que huye entre los barcos y las calles
Este amor de noventa grados estas innumerables bestias
estos carteles anunciadores del pillaje
estas flautas que danzan entrando en el río
y desaparecen cuando el ojo se acerca a primer plano
La bella destrucción del vino el ocaso de las historias edificantes
los telones perforados por los cabezazos de la realidad
la libertad ardiendo por los cuatro costados


Los Trenes

Los trenes no tienen médula y el desastre les lleva
la cola porque se casan cada noche con la
posteridad
Su numerosa familia se seca las manos en el
delantal proyecta gozosos asesinatos
grita o ríe en la noche por los pequeños ojos de
buey iluminados de luz de hueso
Un pasajero de anteojos de carey lleva de la mano
a la niña que recién ha salido del internado
la muchacha núbil prometida a los rieles y las
ruedas del accidente
Ella canta sin embargo canta y agita sus manos de
fósforo
perdonando a todos sus enemigos
Los hombres viajan sujetos con cola de marfil
a los asientos
Las mujeres van más sueltas porque su sexo
las libra de todo mal


La agonía de un pariente

El hombrecito que se inclina para salir por la
puerta de su casa
ese agujero de bala cuyos bordes ostentan la pátina
de los años
saca primero un ojo luego un brazo
luego una obra en dos tomos
Empuja con todo el cuerpo para agrandar la
cavidad de su lenguaje
pero está herido de muerte
morirá dentro de su casa
Un último esfuerzo consigue sacar medio cuerpo
por el tragaluz
Su cabeza de plomo fundente cae chorrea sobre la
multitud


La reconstrucción del hecho

El juez de instrucción se ha puesto las medias de
lana
la bufanda de lana
ha metido su corbata de lana en el café con leche
está obsesionado
Es su primer asesino y el boleto del subterráneo
se le cambia de bolsillo como una babosa
dejando una huella de jurisprudencia sobre su chaqueta de lana
El guarda del subterráneo empuña sus tijeras y
recorta la peluca del juez de instrucción
haciendo una asombrosa juglaría de tijereteos
Pero es su primer asesino
Cambia de asiento saluda con una reverencia a
las mujeres que viajan con el paraguas abierto
La humedad es espantosa llueve dentro del subte
El asesino sonríe con esa inconfundible cortesía
de las gentes bien nacidas echadas a perder por
las malas compañías
le presta su pañuelo al juez de instrucción le recita
el primer capítulo del Quijote según establece
el código de procedimientos
Es un asesino de cabellos grises sus manos tienen
la suavidad de la lana de Angora
ha hecho migas con el polizonte y juegan a en qué
mano está
gana el asesino siempre gana el asesino
regala puros y sonríe al público
El juez de instrucción limpia sin cesar sus anteojos
cambia de posición en el asiento el subterráneo
se detiene en la ventanilla del hipódromo
en un velorio
en una fiesta de primera comunión donde la niña
comulga con rodajas de queso
y la madre lleva rodando la torta con un gancho
de alambre
Es su primer asesino
Sólo falta una estación la terminal debajo del gran
lago helado las escaleras de caracol talladas
en el hielo muestran alrededor el más perfecto
acuario
Pero es su primer asesino corre la cabina del
conductor intenta persuadirlo de que es preciso
volver porque el lago se ha derretido y marchan
hacia una muerte segura
Yo tengo mi planilla dice el conductor mientras
yo tenga mi planilla el resto no es asunto mío
Pero es mi primer asesino
A mí qué me importa es mi diezmilésima planilla
El juez de instrucción intenta acogotar al conductor
quiere dar marcha atrás pero el mecanismo echa
aire por todas las compuertas y los hombres
salen de las escotillas con el rostro cubierto
de musgo
y el subterráneo sigue adelante porque el conductor
tiene su planilla y pone al juez de instrucción
en su sitio
El asesino sonríe una vez más ha adivinado dónde
oculta la piedra el polizonte
en la foja de servicios dice y gana otra vez
Han llegado es preciso comenzar la reconstrucción
del hecho
El juez tiembla como las recitadoras cuando abren
los brazos y sacan sus relojes de bolsillo para
llevar el ritmo de los anapestos y de la peste
El asesino le dice ya pasará yo también estaba
nervioso en mi primer caso
pero todo es empezar y si usted lo desea le mostraré
cómo se hace
Es usted muy amable pero yo no estoy nervioso
empecemos de una vez háganos ver cómo asesinó
a la muchacha
cómo detuvo su lecho de ruedas cuando salía de la
estación de tranvías absolutamente sola dormida
y desnuda
Yo dice el asesino procedo siempre de una manera
científica
a las muchachas se las asesina con facilidad y no es
preciso poseer una gran imaginación basta con
tener buen diente
Le corté la cabeza con este cuchillo
así
El juez de instrucción está muy impresionado
su cabeza ha quedado separada del tronco
El asesino y el polizonte se juegan los despojos a
en qué mano está


El Arpa abandonada

Cuando se abre tu ventana una lamparilla se enciende bajo tu piel
y el pergamino de tu sonrisa evoluciona rápidamente
hasta convertirse en un pez dorado
He pensado mucho en ti me han salido espinas en el rostro
me he lastimado las manos tratando de quitarme esta vestidura de cáñamo
porque siempre estás en mi sueño como un
precipitado rebelde a la presión de la atmósfera
o como el brote de bambú que suele encontrarse en los ojos de los recién nacidos
Cuando pienso en ti se enmohecen mis cadenas
entre los andrajos de la pared se forma un hueco y por él veo los ratones blancos
que huyen hacia tu cuarto
en el piso superior dos corredores a la izquierda sobre mi cabeza remendada con alambre
Siempre estás en mis sueños siempre ruedan tus perlas por los rincones de mi celda
y aprieto entre mis dedos tu clavija y un mechón de tus cabellos rubios


El Naufragio o el Riesgo de Vivir

Para Oninza

Esta noche tiene una pierna de marfil que resuena
por las escaleras
yendo y viniendo entre tu corazón y la página de
un libro donde está la misma historia de siempre
Pero cuando las manecillas del sueño se juntan en
tu rostro desollado por el amor
y empiezan a hincar sus agujas en la carne como el
navío que un tifón arroja sobre la isla y deja
escapar por los ojos de buey los secretos del viaje
comprendo que tus entrañas están hechas con las
almendras del desvelo
esa construcción de fósforos eternos y mentiras
entrelazadas que envejecen en la antesala de los
instintos
cuyas esquinas ostentan fuentes de hierro enlozado
con un mecanismo que cambia de color a cada
hora
o cuando el matrimonio cose una larga fila de
botones en la chaqueta del amor

Esta noche suaviza las cicatrices de la costumbre
que duelen cuando la lluvia acomoda sus cajas
de cigarros en los aparadores de la nostalgia
y se tiende para iluminar los rincones del
conocimiento
poniendo al alcance del deseo los espejos mojados
en lágrimas donde se ve el rostro en llamas de
la poesía
una blasfemia arrastrada por el viento
el rostro caído en el mundo que sólo la mala fe
puede confundir con la belleza del agua pura
la investigación del amor la cisterna donde flotan
los rostros de la aventura acuciada por callados
terrores
el sudor que el verano pone en la frente de los
elegidos sin darles el consuelo de la
irresponsabilidad

La carne podrida del compromiso con su linterna
de minero en la frente
lanza entretanto sus bolas de marfil que ruedan
entre las piernas de los fugitivos
pero tú existes de todos modos protegida por tu
antigua artesanía de constructora de espejos
existes para que el viajero pueda narrar junto a
la estufa las costumbres de su país
entre bocado y bocado de un extraño pan cuyas
propiedades permanecen ocultas
en la mesa en que los camaradas de la muerte dan
cuerda a los relojes y desconciertan todo
entendimiento previo echando al mar el triste
aparato de la consolación
Es entonces cuando la cabeza llena de vapor se
pudre insensiblemente sobre el timón
y el navío vacila sin acabar de escorar pero
irremediablemente herido
desnudo y pronto para la descomposición
Es entonces cuando todo surge de pronto en la
borra del vino esa concentración de deseos
irrealizables
junto a cualquier mujer cuya risa desgarra los
vestidos del varón
en la noche de los hallazgos
mientras los verdaderos amantes conversan en sus
cabañas protegidos del tedio por una pared
construida mitad de despojos de navíos mitad
de sentimientos piadosos
también conocidos por el frecuentador de las
tabernas ocultas donde el peligro deja caer su
vidrio molido en la copa de todos los que aceptan
el riesgo de vivir





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EL RESCOLDO DEL CIELO (1964)




Venid a mí hembras del calor

Aquí donde los trópicos asoman su fotografía
de resplandor velada en el recuerdo
ha desembarcado la casta foca del verano
ay la corta navaja del verano
sin muelles como la mano del solo que se abre
lentamente su tajo de placer

Cierro los ojos bajo este otro sol
cierro la navaja de golpe como la valva de sorber
alimentos en las playas radiantes
para que me incube el sol de Cumaná
allí donde la adolescente desnuda en sus harapos
descabeza en la playa los pescados de la
familia para sancochar
el olor de su pubertad la redondez de sus
pequeñas tetas
Ay camerinos del trópico ostras del sexo
bienaventurado
Abreme las ostras y el chorro de limón en los
ojos para nacer en el pecho para vivir en la
boca para boquear bajo el sol

Olvido la hierba pacificadora la sensatez de los
pinares
olvido para ver
las altas copas de cristal talladas en la roca por
la molicie
la palma inoxidable bajo el sol
el cormorán del mar
el sol lleno de escamas y de islas con sus
pupilas de concha de tortuga incandescente
abandonadas por la resaca entre tu cuerpo
que se hunde en la playa devorado por el
rumor de los cocoteros y tu vello que se
derrite con tu carne bajo la bocanada del sol

bajo la máquina blanca del sol



RISA DE LA TIERRA FIRME (1963)

Todo ese fuego negro te subió como pelo
hasta la nuca
te levantabas a reír
con peinado de guerra te levantabas a reír
y aquellos largos dedos de curare atraparon
los labios de tus dientes
bella como una estola hecha de pájaros
como la música del güiro
como el pantano de las nubes
bella con los ojos de sudor de petróleo y
y camisa de palma real
como una cicatriz
bella como la papa brotada
máscara de meseta sólo dejas pasar el alarido
de la tierra

Me has mostrado tu múcura de donde salen las
hormigas blancas con tu vello y los hongos
de tufo marino que atan a los hombres en
las islas

yo te miro con ojos de glaciar desde los mares
que esconden su ballena durante toda una
generación
listo para el fulgor de tus mejillas con un
pequeño sacrificio de arroz blanco
mientras asciende el sol barbado
sobre esta tierra donde el hombre sube y sube
para amarrar su hambre lampiña como
enseña de náufrago en las palmas

No dejes de reír
dispárame tu risa con punta envenenada
tu risa de guarapo para el sediento del amor
minero ensombrecido por el cobre
tu risa de guajira resonando entre los muros
encerados de una orgullosa capital
derrama sobre mí tu fogata de pelo
suelta tu risa de curiara
de pólvora y café
de pastizal
dientes de blanco armiño en la tapara de la boca
tus dientes de culebra
suelta esa máscara de hierbas
el faldellín de arena
suelta
vientre de avispas
tus jirones y el humo que ciñe tu garganta
ven desnuda
desde lo alto de la sierra se ve el mar



LA CABAÑA DE LA PLAYA (1963)

Vuela el viento en el mar
arde como el pelo de mi amor
cuando sonríe el mar
como el verdín de sus pestañas en el mar
el humo de sus manos en el mar

Y allí estaba mojada y pelinegra
con las piernas cruzadas
con los pechos chiquitos
y la risa en la cara
El mar entró en la puerta
yo salí por la ventana
me corrió por la arena
y me alcanzó en el agua
Un jirón de su piel daba la vuelta al mundo
el agua la desnudaba

Un cesto lleno de ropa negra
una copita
llena de ropa blanca

Cabeza blanca cabeza rota
vamos a cantar
Echó una bola de agua
y nada más

Yo que me tapo de aren
y ella que no me dejaba
ni a la sombra de la teja
ni bajo la palma
ni en el manglar
ni en el uvero de playa
ni para taparse el pecho con la mano
ni para mirarse los dientes en el agua
ni para sentarse en una silla
desnuda
ni para nada

A cara o cruz
la suerte estaba echada
salía la misma cabeza rota
blanca
vomitando la misma bola de agua

De puntillas
empezó a girar
las vendas se le soltaban
Detrás de la duna
la manta mojada

Las palmeras huyen detrás de nosotros
como los refugiados del frente
de guerra vistos desde el tren
de prisioneros

Estaba amaneciendo en la cabaña

Y vino el tractor vino el café de la
madrugada vino el capitán del puerto
vino el arpista con el arpa trajeron
pan pan-pan pan flauta pan de
redondas nalgas partieron el cogollo
de palma asaron el cangrejo tocaron
el arpa se terminó el café se terminó
el pan el mar se llevó la casa




CHANSON (1966)

Para Lucienne

Ojalá te hubieras llamado Luciana como quien
dice luciérnaga o luz de ciénaga

Ojalá te hubieras venido a América

Comeríamos una choucroute au champagne
cada lustro

Y entre semana guiso y puchero
cartas de amigos y facturas de electricidad

pero no llegamos a nada mi amor
Tus poemas todavía me llenan de pesadumbre
tus sostenes con las cintas ajadas aparecen
en mis maletas

Y no termina de salir el sol en Green Hill
con aquel polizonte de la madrugada

Esto ocurrió hace mucho tiempo
antes de que enmudecieras mon petit singe
cuando yo te compraba naranjas en el Soho
curries en Hampstead
y alquilábamos dos sillas bajo los castaños
por cuarenta francos
porque tú eras mi mujer




CLARA ES UN ROBOT FRENÉTICO (1964)

Se disfraza de mujer con misteriosa habilidad
pero es un robot de la peor especie.

Lo adviertes cuando se acomoda los rizos con tubos
de cartón tripas de rollo de papel toilette.

Si se traba chirría y hasta que no le quitas de la
máquina el cuerpo extraño no vuelve a sus
modales de ameba servicial.

Se sabe que cultiva lábiles intenciones contra
cualquier sistema y eso le proporciona su ternura
de rosada mucosa que no permite escapatoria.

Si la amas chapúzala en la vida para verla alborotar
peinarse y arrojarse como un calamar herido
por sobre casi todo lo que existe.



PASAJE DE VUELTA (1965)

He vivido en otros países
muchos años
ya no sé cómo se llama aquí la resignación

Ha empezado a pitar el telégrafo del río
Flota la carabela hacia el país natal

Ahora una mujer nupcial avanza en sus cendales
hacia la mesa-lecho
pero no para mí
no para el emigrado húmedo de vino sórdido

Entonces la aventura termina y estos caballeros
blancos que me circundan no admiten confusión

Arranca los manglares de la memoria
arroja los sombreros levitados por la presión arterial
de América
apaga el hervor de tu cabeza libre
y acomoda el cuerpo a su eje
el alma a su nicho
en la habitación fuliginosa

A vos que estás en el cielo de Buenos Aires
si estás
pido coraje y sentimiento
Dame un pan de pasto con su tierra para comer
Dame mi escarapela de sumiso mi garita de enfermo
mi guitarra de ausente
Dame mi guardapolvo de argentino


EPITAFIO DE UN LIMPIO (1967)

Quiero dejar escrito
pintado en la pared
todo el bien que me han hecho
los ríos de agua fría
el mar caliente
el sol desnudo
las ciudades con olor de ceniza

Mis amigos
con una bengala en cada mano
para mí
carpintero de la nostalgia
mudo de padre y madre
me dan la bienvenida
y mis mujeres
la vida
en Londres bajo la lluvia
en Caracas bajo el sol

Puedo llorar a mares
me voy porque me voy
no porque quiera
la pasarela del Samborombón
ya no se pasa
y la esquina rosada de Barinas
ya no se cruza
el avión ya no toca en Grano de Oro
el ferry no fondea en Palmarejo
la chalana no amarra en Soledad

Me voy
me llevo todo

me voy limpio
hablando en español
con mi boca de tierra





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POCO INTERÉS

Al que llama a la puerta con su cesta de vituallas le decimos que no hay
interés
Tenemos lámparas
Tenemos huevos
huevos-lámparas
lámparas que alumbran los huevos
huevos que dan a luz lámparas de huevo
Tenemos pan cal almanaques guirnaldas
fe esperanza caridad
calzoncillos
poemas
paciencia
partos medos niños de pecho
Tenemos un kakemono
un calientapiés
una unesco
Tenemos relojes pero no tenemos tiempo
Es tarde
Basta por hoy
Basta por el siglo
Vendedores abstenerse





Juan Antonio Vasco