"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.

sábado, 28 de agosto de 2010

ironías de joseph brodsky para amar

MCMXCV


Los payasos destruyen el circo. Los elefantes se escaparon a la India;
hay tigres que venden, en la vereda, sus rayas y aros;
bajo el techo de la carpa agujereada, cuelga del trapecio,
como en un ropero, el esmoquin suelto
de un mago desilusionado;
unos ponis arrojan sus mantas bordadas y posan
para un retrato del nuevo diesel. En la pista,
con las rodillas sucias de aserrín, los payasos salvajes
blanden sus enormes mazas y destruyen el circo.
El público no vino o nadie aplaude.
Sólo un diminuto caniche desgreñado
todavía ladra sin parar, al sentir que se acerca
su terrón de azucar: al sentir que en cualquier instante
va a estrellarse contra el año mil novecientos noventa y cinco.



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Postal


Hay tanta gente en este país que polígamos y asesinos seriales
quedan libres de todo cargo y sólo se informan las tragedias aéreas
(por lo general en el noticiero de la noche) si los aviones
caen en un bosque: las dificultades de acceso son más penosas
si vienen acompañadas de preocupaciones ecológicas.
Rebosan los teatros, tanto de público como de actores.
Nunca es un solo tenor el que canta un aria:
suelen ser seis al unísono, o uno tan gordo como seis.
Lo mismo puede decirse del gobierno, con sus despachos
activos toda la noche y turnos de trabajo como en fábricas,
prisioneros de los censos. Todo es pandémico.
Lo que adora uno es adorado por muchos,
sea por un deportista, por un perfume o por una bouillabaisse.
Así, hagamos lo que hagamos, seremos siempre leales.
Hasta la naturaleza ha tomado nota del común denominador,
y cuando llueve -algo poco común- las nubes no se quedan tanto
sobre las bases del ejército o de la marina, sino sobre
los cementerios.





joseph brodsky, san petersburgo 1940 - nueva york 1996

traducciones de daniela camozzi y walter cassara

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